Monday 13 July 2015

My first days in India: visiting humanitarian projects in Anantapur.

English:


My first days in India: visiting humanitarian projects in Anantapur.


As many of you know, on Sunday last week I began an adventure to India that will be extended, in principle, until July 2016. This adventure consists on volunteering in the country, specifically in the city of Anantapur, as an English teacher with Fundación Vicente Ferrer, known here as Rural Development Trust.

To arrive, I had to take three different planes and had to stop in Düsseldorf and Abu Dhabi. I got up at 5:30 on Saturday morning and on Sunday night I arrived at Bangalore airport, where a car from the Foundation picked me up and took me to the place that would be my residence for a full year, Anantapur.

During the first days at the Foundation I have been meeting new people every day, I have talked to people from different nationalities, with very different interests and jobs but with a common denominator: helping some of the most disadvantaged people in the world. In this post, I will focus on my first two days at the Foundation and I hope I can include more information in the blog soon.

The first morning at the Foundation was about recognition: I was shown the canteen, I checked in, visited the campus... But that was enough for me to see that what we have inside here is an oasis compared to what we have once we cross the barrier that leads to the street. There is peace and tranquility in here, as opposed to what we find outside: noise, chaos, much uncontrolled traffic, people who share their days with cows, roosters and pigs, and a lot of spread rubbish, but there are also lovely people observing you with a disinterested look, who give you an honest and transparent smile and bless you with the pronunciation of the word Namasté.

If I have learned one thing these days is that people who live here may not enjoy the same material goods we have in Spain - there are houses that do not even have doors - yet they are well aware of the fact that this is their reality and what they all do is to accept it and live it just the way it is. The good thing here is not having a convertible car or a state-of-the-art mobile phone, but having a second chance, being an orphan and having the opportunity to go to school, getting an education (that thing we are reluctant to receive in Spain), going out knowing that you have a life and that your duty is to live it. In the end, life is a gift that we have been given and that many waste trying to get goods instead of just living it. Then we come to the end of our days with much money in our pockets, with a house and two cars that many of us have earned selfishly, while people are eating plain rice for days and still smile and say hello when they see you in the street.

In my first two days here I have visited several schools for people (children and women) with several disabilities, and a hospital, all of them crowded and covered with many colours because of the saris worn by Indian women, all of them very beautiful. The common factor in each of these sites is the people, in groups or alone, sitting on chairs or lying on the ground; and the goal of all these sites is the same: to help. Fabric printing, creating clothes and jewellery to sale, art, education... some pillars which are necessary to make helping others be, more than work, a gift.

It is in these places that I have seen faces I will never forget. Always lit with a smile and with wide and curious eyes, radiating friendliness and helpfulness, I have been observed from all corners by people of many different religions who were expecting a greeting or blessing in exchange for theirs, which I obviously haven't dared to deny. At the end of the day, it's the least they deserve. Curious boys and girls have been approaching me from all corners, waiting for a hug, a smile and, above all, a photo that they could later see.


Namasté India. This is a Molotov cocktail of sensations and experiences that will accompany me forever.

Spanish / Castellano:



Mis primeros días en la India: visitando proyectos humanitarios en Anantapur.


Como muchos y muchas de vosotros/as ya sabéis, el domingo de la semana pasada emprendí una aventura hacia la India que va a extenderse, en principio, hasta julio de 2016. Esta aventura consiste en hacer un voluntariado en ese país, concretamente en Anantapur, como profesora de inglés con la Fundación Vicente Ferrer, conocida aquí como Rural Development Trust

Para poder llegar, tuve que coger tres aviones diferentes y tuve que hacer escala en Düsseldorf y Abu Dabi. Me levanté el sábado a las 5:30 de la mañana y, el domingo por la noche, llegué al aeropuerto de Bangalore, donde un coche de la Fundación vino a buscarme y me llevó a la que sería mi residencia durante un año completo, en Anantapur. 

Durante los primeros días en la Fundación he ido conociendo gente nueva a diario, me he relacionado con gente de diferentes nacionalidades, con labores e intereses muy diferentes pero con un denominador común: ayudar a la gente más desfavorecida. En esta entrada haré especial hincapié en mis dos primeros días en la Fundación y espero poder incluir más información muy pronto.

La primera mañana en la Fundación fue de reconocimiento: me enseñaron la cantina, me registré, visité el campus... Pero eso ya me bastó para ver que lo que tenemos aquí dentro es un oasis en comparación con lo que hay una vez traspasas la barrera que te lleva a la calle. Aquí hay paz y tranquilidad, y fuera hay ruido, caos, mucho tráfico descontrolado, gente que comparte sus días con vacas, gallos y cerdos, y mucha basura tirada por el suelo, pero también hay gente encantadora que te visualiza con mirada desinteresada, te regala una sonrisa sincera y transparente y te bendice al son de Namasté

Si una cosa he aprendido en estos días es que puede que la gente que vive aquí no pueda disfrutar de los mismos bienes materiales que tenemos en España - hay casas que ni siquiera tienen puertas - pero son muy conscientes de que esa es su realidad y lo único que hacen es vivirla y conformarse con ella. Aquí lo bueno no es tener un coche descapotable o un móvil de última generación, sino tener una segunda oportunidad, ser huérfano y tener la posibilidad de ir al colegio, recibir una educación (eso que en España de cada vez somos más reacios a recibir), salir a la calle sabiendo que tienes una vida y que tu deber es vivirla y es que, al final, la vida es un regalo que se nos ha dado y donde muchos perdemos el tiempo intentando conseguir bienes en lugar de viviéndola. Después llegamos al final de nuestros días con muchos euros en el bolsillo, con una casa y con dos coches que muchos nos hemos ganado egoístamente, mientras hay gente que come arroz a secas durante días y que aún así sonríe y saluda cuando te ven por la calle.

En mis dos primeros días aquí he visitado varias escuelas para personas (niños, niñas y mujeres) con discapacidad y un hospital, ambos llenos de gente y con muchos colores debido a los saris que lucen las hindúes, cada cual más bonito. El factor común de cada uno de estos sitios es la gente, agrupada o en solitario, sentados en sillas o tumbados en el suelo; y el objetivo de todos estos sitios es el mismo: ayudar. Estampación de telas, creación de ropa y bisutería para su venta posterior, arte, educación... unos pilares necesarios que hacen que ayudar a los demás sea, más que una labor, un regalo.

Es en estos lugares donde he visto caras que nunca olvidaré. Iluminadas siempre con una sonrisa y con los ojos abiertos por la curiosidad, irradiando simpatía y amabilidad, me han ido observando desde la distancia caras de muchas religiones diferentes, esperando un saludo o una bendición a cambio de la suya, que yo, obviamente, no me he atrevido a negarles. Al fin y al cabo, es lo menos que se merecen. Niños y niñas curiosos se me han ido acercando desde todas partes esperando un abrazo, una sonrisa y, sobretodo, una foto donde ellos y ellas se pudieran ver después. 

Namasté India. Esto es un cóctel molotov de sensaciones y experiencias que me van a acompañar toda la vida.


Catalan / Català:


Els meus primers dies a l'Índia: visitant projectes humanitaris a Anantapur.

Com molts i moltes de vosaltres ja sabeu, diumenge de la setmana passada vaig emprendre una aventura cap a l'Índia que s'estendrà, en principi, fins al juliol del 2016. Aquesta aventura consisteix en fer un voluntariat a aquest país, concretament a Anantapur, com a professora d'anglès amb la Fundació Vicenç Ferrer, coneguda aquí com Rural Development Trust.

Per poder arribar, vaig haver d'agafar tres avions diferents i vaig haver de fer escala a Düsseldorf i Abu Dhabi. Em vaig aixecar dissabte a les 5:30 del matí i, diumenge a la nit, vaig arribar a l'aeroport de Bangalore, on un cotxe de la Fundació va venir a cercar-me i em va portar a la que seria la meva residència durant un any complet, a Anantapur.

Durant els primers dies a la Fundació he anat coneixent gent nova cada dia, m'he relacionat amb gent de diferents nacionalitats, amb tasques i interessos molt diferents però amb un denominador comú: ajudar a la gent més desafavorida. En aquesta entrada faré especial èmfasi en els meus dos primers dies a la Fundació i esper poder incloure més informació molt aviat.

El primer matí a la Fundació va ser de reconeixement: em van ensenyar la cantina, em vaig registrar, vaig visitar el campus... Però això ja em va bastar per veure que el que tenim aquí dins és un oasi en comparació amb el que hi ha un cop traspasses la barrera que et porta al carrer. Aquí hi ha pau i tranquil·litat, i fora hi ha renou, caos, molt de trànsit descontrolat, gent que comparteix els seus dies amb vaques, galls i porcs, i moltes escombraries tirades per terra; però també hi ha gent encantadora que et visualitza amb mirada desinteressada, et regala un somriure sincer i transparent i et beneeix al so de Namasté.

Si una cosa he après en aquests dies és que pot ser que la gent que viu aquí no pugui gaudir dels mateixos béns materials que tenim a Espanya - hi ha cases que ni tan sols tenen portes - però són molt conscients que aquesta és la seva realitat i l'únic que fan és viure-la i conformar-se amb ella. Aquí allò bo no és tenir un cotxe descapotable o un mòbil d'última generació, sinó tenir una segona oportunitat, ser orfe i tenir la possibilitat d'anar al col·legi, rebre una educació (això que a Espanya de cada vegada som més reticents a rebre), sortir al carrer sabent que tens una vida i que el teu deure és viure-la i és que, al final, la vida és un regal que se'ns ha donat i on molts perdem el temps intentant aconseguir béns enlloc de vivint-la. Després arribam al final dels nostres dies amb molts euros a la butxaca, amb una casa i amb dos cotxes que molts ens hem guanyat egoistament, mentre hi ha gent que menja arròs sec durant dies i que tot i així somriu i saluda quan et veu pel carrer.

En els meus dos primers dies aquí he visitat diverses escoles per a persones (nins, nines i dones) amb discapacitat, i un hospital, tots plens de gent i amb molts colors a causa dels saris que llueixen les hindús. El factor comú de cada un d'aquests llocs és la gent, agrupada o en solitari, asseguts o estirats a terra; i l'objectiu de tots aquests llocs és el mateix: ajudar. Estampació de teles, creació de roba i bijuteria per a la seva venda posterior, art, educació... uns pilars necessaris que fan que ajudar als altres sigui, més que una tasca, un regal.

És en aquests llocs on he vist cares que mai oblidaré. Il·luminades sempre amb un somriure i amb els ulls oberts per la curiositat, irradiant simpatia i amabilitat, m'han anat observant des de la distància cares de moltes religions diferents, esperant una salutació o una benedicció a canvi de la seva, que jo, òbviament, no m'he atrevit a negar-los. Al cap i a la fi, és el mínim que es mereixen. Nins i nines curiosos se m'han anat acostant de tot arreu esperant una abraçada, un somriure i, sobretot, una foto on ells i elles es poguessin veure després.

Namasté Índia. Això és un còctel Molotov de sensacions i experiències que m'acompanyaran tota la vida.


Inclusive school / Escuela inclusiva / Escola inclusiva:






Female projects and a school for disabled girls / 
Proyectos para mujeres y escuela para niñas con discapacidad / Projectes per a dones i escola per a nines amb discapacitat:



























Bathalapalli Hospital / Hospital de Bathalapalli:


 









School for children with psychological illnesses / 
Escuela para niños y niñas con enfermedades psicológicas / 
Escola per a nins i nines amb enfermetats psicològiques:











2 comments:

  1. Wow! Quines fotos! Quina passada. Disfruta al màxim aquesta experiència! Besades

    ReplyDelete
  2. Moltes gràcies!! :) Ja saps que m'encanta fer fotos i quan me començ a passejar per aquí, no atur!! Jejeje Un beso!!

    ReplyDelete